lunes, 16 de mayo de 2011

UNA PECULIAR BATALLA

Una batalla entre yo mismo... y unos gorriones bastante cabezones.

Llegué a mi casa en Valencia y me dijeron los vecinos que tenía un nido en la canaleta del aire acondicionado. Al entrar vi en la terraza un polluelo muerto, imaginaba que habría más crías. No es que me disguste la presencia de pájaros y de nidos, hace años crié canarios y era realmente interesante. Sin embargo, es evidente que una canaleta de cables y tubos no es un lugar donde se pueda permitir a la naturaleza que se desarrolle a su libre albedrío, podría averiar la instalación.

El caso es que hace un tiempo debido al viento se quitó la tapa lateral que cerraba la entrada de los tubos y cables del aire acondicionado a la casa. Estos cables estaban tapados por una canaleta de unos 30 centímetros por diez por cinco, ideal para hacerte un nido, si eres un gorrión y tienes por donde entrar.

Los pájaros tenían donde entrar: la abertura de la tapa que se me había caído y como descubrí después, también por la parte de atrás de la canaleta general de subida, cuya tapa también se había llevado el viento.

Sin perder tiempo, el sábado por la mañana quité la tapa frontal de la canaleta y eliminé el nido y limpié la canaleta de los cables como mejor pude, coloqué la tapa frontal y también la lateral que tenía aparcada en un cajón y la sellé bien con cinta de precinto. Misión cumplida. 

Pues no. Observé que los pájaros seguían asomándose con bastante frecuencia y estaba sentado en el sofá cuando veo a un pequeño pendejo con una ramita en el pico mirando hacia el nido, "mi caaaasaaa". Levanta el vuelo y va hacia allí, me levanto yo, miro y veo que está en la parte de atrás de la canaleta donde comprobé después que había hueco. Maldición, esto era el sábado por la tarde y yo estaba tan tranquilo. Decido resover el problema. Busco algo para ahuyentar a los pájaros y encuentro cable telefónico, corto un tramo y lo coloco en el interior donde había hueco, a modo de terrorífica alambrada, fijo los extremos del cable para que no se salga con cinta de precinto. Perfecto, misión cumplida, ahora sí.

Pues no. Llega el domingo por la mañana, me pongo a leer el periódico y vuelvo a apreciar una inusual actividad en la terraza, con el gorrión con cara de circunstancias e inquieto. Me asomo y observo que han comenzado a sacar mi superalambrada. 

Cojo la cinta de precinto, un tubo de silicona, la pistola para aplicarla, abro el tubo, pruebo la pistola y resulta que la palanca de metal al apretar para que salga la silicona cede, es decir, se dobla y ni aprieta ni sale la silicona, los pájaros y los elementos contra mi.

Corto el tubo de silicona y con una espátula aplico a la zona que sello nuevamente con cinta de precinto y ahí quedó todo. Imagino que ya no podrán entrar.

En conclusión, da gusto ver a los pajarillos pelear por el nido pero desgraciadamente no se les puede dejar, pueden convertirse en un problema y hay que tomar las medidas para que busquen otros lugares más propicios y menos peligrosos.

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