martes, 7 de abril de 2009

EL CÓDIGO DA VINCI

¿Qué se puede decir de una película de aventuras en la que héroe y heroína están todo el tiempo juntos y a lo más que llegan es a un beso en la frente al final de la película?. Ni un tropezón, ni un roce, nada. Alguien podría decir que la película no es de aventuras pero creo que no me convencería.

El Código Da Vinci está basada en un best seller que como su nombre indica ha sido un éxito de ventas pero que con toda seguridad no leeré.

Me ha llamado mucho la atención una de las primeras escenas de la película en que hay un asesinato y aparecen a la vez un pentagrama (sobre el cuerpo del finado) y una serie de números que ha escrito antes de morir a modo de clave; los números constituyen la serie de Fibonacci, ambas construcciones están relacionadas matemáticamente, como ya comenté en otra entrada, con la proporción áurea (la verdad es que el hecho de haber visto la película no tiene nada que ver con ello, me ha resultado curiosa la coincidencia). Como no he leído el libro, ignoro si el autor estaba al tanto de esta relación.

También me ha gustado recordar el París que vi hace poco (el verano pasado), en especial la pirámide de entrada donde da comienzo la película y donde se puede decir que también acaba (abajo una de las fotos que saqué desde el museo del Louvre).

Desde el museo

Aparte de esta curiosidad, no se trata aquí de hacer un resumen del desarrollo de la película. Aunque es entretenida, quizás tiene un exceso de duración y la historia desde mi punto de vista no tiene continuidad, es como un juego de arcade en el que se van recogiendo pistas para llegar hasta el lugar donde se encuentra el Santo Grial. La clave de la película se obtiene del cuadro de Da Vinci de la Sagrada Cena y de la serie de Fibonacci, que sirve para encontrar un cofrecillo con otra clave como si de una matrioska de claves se tratara.

Un final con una conclusión peculiar que supongo que no sorprendería a los lectores del libro, a mi la verdad es que me ha dejado un poco indiferente.
Una película más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

leí el libro.el final me dejó igual que a ti.pero he de decir que su lectura me obligó a buscar una reproducción de La Última Cena casi desesperádamente
alf.

Federico dijo...

yo busqué en el libro del catálogo del museo del Louvre que compré en París pero no estaba, ya se me ha pasado y no he seguido buscando