Hace ya más de un mes que no escribo nada por aquí, el trabajo que me absorbe demasiado y me deja pocas neuronas para gastar en INTERNET.
Bien podía haber hablado de mi visita de dos días al sur (la segunda semana de junio) para ver algunas instalaciones, acercándome después del trabajo a Tarifa, con muy buen ambiente, a Gibraltar (que ya conocía) y a Sevilla donde esperamos el avión, donde nunca había estado y lo poco que vi me pareció muy interesante:
Sin embargo, cuando estás trabajando y pendiente del reloj, de aviones, reuniones, etc, puedes dar una vuelta pero no es lo mismo que tener el tiempo libre para hacerlo, no se puede disfrutar.
Es un hecho que en las temporadas en las que más salgo por razones de ocio, más temas me suelen salir para contar por aquí. Una de las reglas más conocidas en el mundo de los blogs es que no se debe uno sentar delante del ordenador y del escritorio de su blog pensando "¿qué escribo yo ahora?", así que uno debe esperar a que le llegue la inspiración.
No es que me haya llegado de repente, pero el hecho es que el pasado fin de semana, puente largo por mis tierras de adopción (San Juan, en Barcelona), me acerqué a Pucela a ver a la familia, hacía medio año que no iba.
Después de un espléndido viernes de bicicleta, pádel, piscina y birras (calidad de vida, a 750 km de Barcelona), planifiqué con los amigos otro espléndido sábado de campo aderezado con fiesta nocturna en Madrid.
El sábado fue magnífico, estuvimos por la casa de campo:
(La foto es más bien tristona, pero es de la zona, saqué muchas más, pero en general no me suele gustar colocar las fotos personales de forma pública).
Sin embargo al final de la jornada, la cosa se torció. Para ser más exactos, nos pusimos a echar un partidillo y lo que se torció fue mi tobillo, una torcedura de campeonato, de esas que cuando te pasa sabes que hay algo gordo (noté el dramático chasquido en el pie).
Después de reposar el pie un rato, nos acercamos a un ambulatorio y de allí me recomendaron que fuera al hospital. Me llevaron al Puerta de Hierro, me hicieron unas placas, me diagnosticaron esguince de grado 2-3 y me pusieron una venda fuerte, finalizando el accidentado sábado a las doce de la noche, sin fiesta nocturna.
Acabé fastidiando el sábado a mis amigos (gracias a todos por la ayuda y la paciencia) y al día siguiente con mi venda fuerte fui a Pucela.
El caso es que, sin dar más detalles, me encuentro ahora en Barcelona con una venda compresiva (que parece una escayola) haciendo músculo en manos, brazos y en la pierna izquierda de apoyo, que va a acabar como la de La Masa. Hace un rato he llegado de comprar unas cervezas con las muletas y he superado la prueba.
Me toca seguir superando pruebas otros 6 días, hasta el viernes, espero que este día se acabe el calvario y pueda comenzar mi "rehabilitación". Ahora voy a abrir una de esas birras que me está llamando a voces, que se está congelando en la nevera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario