Una de estas noches en la terraza, en un día que amenazaba lluvia, pero al final no llovió. Me puse en la terraza, se hizo de noche, puse la luz y me asaltó una tropa de hormigas voladoras que siempre se ven cuando la lluvia amenaza.
Cogí la cámara y grabé, ni que decir tiene que mientras grababa se me posaban en las manos, cabeza y por todos los lados, un poco inquietante.
El vivir cerca del campo tiene estas complicaciones, que pueden verse aumentadas por las hacendosas hormigas, que en general no caen mal a nadie, a todo el mundo le contaban de pequeño el cuento de las hormigas y la cigarra, pero que se pueden convertir en un pequeño problema en casa.
Por ejemplo, estuve dos días de viaje y me dejé una bolsa con frutos secos encima de la mesa. Esto fue lo que sucedió: desde el suelo, las hormigas subieron hasta la mesa, formando una hilera que se puede calificar de espectacular (el movimiento alocado que rompió la línea que seguían lo provocó mi llegada):
Pero, claro, las casas no están hechas para acoger a un ejército de hormigas, por lo que era necesario tomar medidas. Me fijé en el procedimiento que seguían: generalmente hay unas pocas hormigas que se encuentran "de reconocimiento": en el momento en que encuentran algo de comida, se dirigen a toda velocidad a dar la "buena nueva" y en cuestión de minutos se forma un increíble reguero de hormigas.
La siguiente situación la provoqué yo mismo con dos trozos de galleta, lo que corrobora lo que he dicho antes y da una pista sobre la manera de identificar los focos para eliminarlos. No comentaré que las imperfecciones en el acabado de las casas (se podría hablar largo y tendido sobre ello) dejando huecos por todos los lados, no ayudan a combatir a los insectos.
Al final, identifiqué dos "focos" que eliminé por lo que imagino que pasará algún tiempo hasta que me vuelvan a visitar.
