martes, 12 de julio de 2016

Cuidado con hacer demasiado caso a la tele

 
Las peligrosas variaciones de los mercados o las personas (Skeeze, pixabay)

Título: Money Monster
Año: 2016
Temática: Drama
Trama: Mientras un conocido presentador y showman de un programa de noticias económicas (George Clooney) se encuentra dando las previsiones bursátiles, alguien no previsto entra en el plató con intenciones desconocidas... 
Director: Jodie Foster
Intérpretes  George Clooney, Julia Roberts, Jack O'Connell

Puntuación
- Temática: 8
- Guión: 8
- Desarrollo:8
- Interés:8
- Intérpretes:8
- Nota: 8/10 (Muy entretenida, con contenido, recomendable)

Breve reseña 

Vivimos en un mundo en apariencia manejado por los mercados financieros, a los que somos ajenos.

Sin embargo, el hecho de no conocer un determinado aspecto de la tecnología o de las finanzas no quiere decir que sea intrínsecamente difícil.

El problema está en la información que tenemos y en quienes nos apoyamos. Si te asesora un profesional en la compra de determinado producto financiero ¿es responsable el asesor de que puedas perder tu dinero? No, salvo que te esté engañando de forma consciente para obtener un beneficio. Pensemos en lo que pasó con las preferentes de Bankia.

Imaginemos que alguien dice por televisión que hay que comprar las acciones de una empresa, que es una apuesta segura. Te gastas tu dinero (preferiblemente) y de repente, unas acciones que costaban 100 pasan a valer 5. ¿Quién es el responsable?

Los profesionales que se dedican al mundo financiero tienen toda la información de los mercados. Como cualquiera de nosotros, en un mercado perfecto y transparente. Sin embargo, los mercados no son perfectos ni transparentes y aunque lo fueran, un profesional de las finanzas gestionará mucho mejor la información disponible. Ley de vida. En cualquier profesión pasa lo mismo.

Es decir, si no conoces bien el mundo de la bolsa, no te metas, o hazlo cubriendo bien los riesgos (por lo menos saber que existe eso que se llama stop loss, para limitar las pérdidas cuando te aventuras en la bolsa).

Cada uno sabemos un poco de nuestra parcela profesional. Y cuando contratas a un profesional para que te haga un trabajo, exiges que lo haga bien. 

Cuando ves en la televisión, escuchas en la radio o lees en un periódico una recomendación de compra de acciones, ¿qué responsabilidad tiene el que informa o habla o escribe de que pierdas tu dinero por haber escrito lo contrario de lo que ha sucedido?

Poca o ninguna. 

Nadie te está asesorando. Debes saber que todo el mundo puede tener motivaciones ocultas cuando habla para favorecer una empresa u otra, por ejemplo, o como los críticos de cine que en general no suelen hablar mal de las películas que se acaban de estrenar.

Money Monster habla de las dos caras de la moneda (el que informa y el informado) en forma de thriller y plantea una interesante cuestión. Las bolsas y las órdenes de compra-venta están automatizadas por sistemas informáticos. Todos conocemos la revolución que ha supuesto la informática en todos los ámbitos de la cultura, por supuesto también en las bolsas.

Es posible, ha sucedido más de una vez, que los sistemas informáticos caigan, pero ¿puede un proceso matemático (algoritmo) provocar por sí mismo pérdidas millonarias? 

Mucha gente sospecha que bajo la complejidad de los sistemas bursátiles, igual que la de los mercados energéticos (por poner otro ejemplo, por deformación profesional), se encuentra un intento deliberado de limitar la transparencia en favor de los grandes grupos de poder. Y que la inteligencia del hombre está todavía por encima de la tecnología informática. Un algoritmo no puede pensar (de momento).

En la película aparecen algunos actores clásicos de la economía: la gran corporación y la codicia de sus dirigentes, el sensacionalismo de los medios de comunicación, representado por la impecable actuación de George Clooney, que cuenta un poco lo que quiere (en función de la información que tiene, buena o mala) y finalmente el personaje que se pasa las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio para aprender de bolsa y dar su particular pelotazo. Pero le sale mal, echa la culpa a todo el mundo y destapa el desamparo de la gente que pierde cantidades que dan risa y el cinismo de los que hacen acopio de los muchos pocos perdidos (por los otros).

Si comprar un piso era la mejor inversión posible desde que tengo memoria y ha resultado ruinoso en muchos casos, mejor ir con pies de plomo en un mundo que desconocemos.

Una narración muy bien realizada, con intriga, cierta tensión, y un final previsible pero interesante, con una escena final que refleja lo que va a pasar después... Pero eso deberéis verlo en la película.

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